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La situación se ve agravada porque el 81,7% de estos tiene un empleo de baja calidad, el 75,9% carece de aportes del sistema de seguridad social y en promedio recibe salarios de 10.283 pesos mensuales.
La brecha salarial entre un trabajador del sector formal y un empleado no registrado es abismal: mientras que un trabajador que está en el mercado laboral pleno recibió en el 2018 un promedio de 24.985 pesos mensuales el empleado de la economía informal sólo obtuvo $10.283.
Esta brecha se mantiene relativamente constante en todo el período analizado ya que el 26,4% de los trabajadores del sector micro-informal se declaran asalariados, mientras que el componente no asalariado representa el 73,6% de estos puestos.
La mayor parte (52,5%) de los trabajadores del sector micro informal tienen trabajos de cuentapropistas mientras que el 20,3% tiene un trabajo en relación de dependencia pero sin recibir aportes. El 14,9% pasó por empleos temporales.
La clase media argentina parece haber sido castigada en el último año. Según el estudio de la UCA, en el 2017 había un 13% de sectores de clase media que estaban con empleos no registrados. Pero en el 2018 este sector saltó al 17,3% del universo de los trabajadores de empleos informales.
En general, los factores objetivos del escenario laboral son más adversos para los trabajadores del sector micro-informal: el 75,9% no cuentan con aportes jubilatorios y el 51,3% no posee cobertura de salud nominativa. Al mismo tiempo, el 30% estuvo desempleado por lo menos una vez en el último año, el 13,2% declararon una antigüedad menor a un año y el 45,1% demanda más horas de trabajo. Pero también las condiciones psicosociales son más endebles en los trabajadores del sector micro-informal: el 23% presenta malestar psicológico, en el 24,1% se observa un afrontamiento negativo ante los problemas, el 16,6% expresaron sentirse nada o poco felices y el 14,1% tienen creencia de control externo.
Fuente: Infobae